Escribe: Dra. Calizaya
La rosácea es una enfermedad común y crónica que afecta al 10% de la población y se caracteriza por un enrojecimiento en la parte central de la cara con exacerbaciones y remisiones periódicas. Cuando la rosácea progresa, el enrojecimiento es permanente, aparecen venitas rojas (telangiectasias), granos rojos (pápulas y pústulas), enrojecimiento ocular, quemazón, ardor y picazón. En algunos casos, se produce el engrosamiento de la piel, especialmente notorio y característico cuando afecta a la nariz (rinofima).
Tratamiento
El objetivo es controlar sus síntomas y hacer que la piel cambie lo mejor posible. Para ello existen varios tratamientos, los cuales controlan la salida de granos y feos abultamientos causados por la rosácea. Lo más difícil de tratar es el enrojecimiento de la piel, pues los medicamentos correspondientes incluyen antibióticos (en pastillas o aplicados en crema) que pueden tardar hasta dos meses en hacer efecto. La piel de cada persona es distinta, por lo que se recomienda paciencia y constancia en el largo tratamiento.
Recientemente se han desarrollado tratamientos láser para el enrojecimiento y los granos rojos de la rosácea. Los principales beneficios para el paciente son la rapidez en el control de los síntomas y la disminución del enrojecimiento.
Medidas generales
Evitar el sol y usar bloqueador solar diario con SPF de 30 o más, de amplio espectro, contra el conjunto de la radiación solar (UVB-UVA)
Evitar calor y esfuerzo prolongado, ambientes con temperaturas cálidas o extremas y estrés emocional.
Evitar el agua caliente o los baños de vapor y alimentos o bebidas muy calientes.
Dieta libre de aliños, alcohol y cafeína.
Consumir con moderación chocolates, nueces, almendras y quesos maduros.
Evitar exfoliantes, frotes y masajes de la piel, los paños para lavarse la cara, los peelings, limpiezas faciales con vapor. El uso de esponjas, cepillos, u otras herramientas abrasivas. Si lo hace, puede irritarse la piel.